Por: Juan Carlos Galvis Palacio
Es común que en la actualidad exista un alto grado de población con problemas de estrés; siendo esta una de las “enfermedades” más frecuentes y por las que todas las personas pasan en uno o en otro momento, afectando el estado anímico, la manera de comportamiento e incluso los hábitos cotidianos, factores que si no son manejados y si no se enfrentan pueden desequilibrar al individuo afectando su vida, su salud física y emocional.
Aunque generalmente se ha entendido mal el concepto de estrés a veces parece tan normal que se produzca esta enfermedad ya que nuestro país y la sociedad en general están acosados de eventos estresores como los altos niveles de pobreza, la inseguridad, la violencia, la inestabilidad laboral, la falta de planificación familiar, la tecnología que nos abruma; además de otros eventos en los que nos vemos envueltos en el diario vivir tales como, tener que llegar a tiempo al sitio de trabajo, las altas jornadas laborales, los problemas familiares, gastos, visitas inesperadas y diferentes cambios que nos llevan a la desesperación, tal como la contingencia de virus actual.
Partiendo de lo anteriormente expuesto, se hace necesaria retomar una o varias definiciones científicas de lo que es el estrés, y que permitan dilucidar un poco más lo que se ha venido planteando. Algunos autores como Baum, Gatchel y Frankz (1997) expresan que el estrés es el “proceso por el cual los eventos ambientales nos amenazan o desafían, como los interpretamos, como nos hacen sentir y como respondemos y nos ajustamos a ellos” (Pág. 25) (1).
Por otro lado, Escobar y Alarcón (1997) definen el estrés como “la respuesta psicobiológica que da el organismo humano frente a un estimulo externo o interno y que puede ser percibido, recordado o imaginado” (Pág. 66).
La primera definición es asumida más desde la Psicología, desde los procesos mentales, más como un proceso, y nos remite a la interpretación que le damos a las cosas, siendo esta interpretación la que nos permite percibir las cosas como amenazantes o no; Un ejemplo de ello puede ser el hecho de que para una persona cualquiera el recibir visitas en su casa se convierte en un evento estresante, cuando para otro individuo recibirlas es motivo de alegría y satisfacción. Si la primera persona decide por ello nunca recibir visitas estará huyéndole a la situación y toda la vida vivirá estresada por ello, si por el contrario la afronta viendo en esta situación algo normal y casual (cambio de cogniciones) se irá a adaptando más fácilmente a está y con el tiempo no verá esta situación como algo amenazante. Cabe afirmar que dicho afrontamiento no es nada fácil, requiere de esfuerzo, de un proceso y un cambio dirigido a enfrentar las demandas del entorno y a minimizar la fuente de estrés; aquí se hace necesario que la persona realice una revaloración de la situación de recibir visitas y que si es necesario utilice métodos de relajación y meditación antes de enfrentarse a esta situación y pueda afrontarla. Siguiendo este orden de ideas es importante analizar otros fenómenos que llevan a que una persona asuma un evento como estresante, es así como Barra Almagia afirma lo siguiente, “el impacto de los eventos estresantes esta determinado en gran medida por las percepciones de la persona acerca de tales eventos y de la situación en las que ellos tienen lugar” (Pág. 33) (3).
Siguiendo con el ejemplo anterior y explicando lo expuesto cabe afirmar que muchas veces la percepción de un evento puede cambiar (la misma naturaleza humana es cambiante), ya que no es lo mismo recibir visitas cuando la casa esta desorganizada, cuando no hay dinero ni comida para atenderles y ofrecerles, que cuando la casa esta organizada y cuando hay que ofrecerles, así en ambas situaciones la reacción será distinta; y el primer evento será más estresante que el segundo.
La segunda definición ya citada dada por Alarcón y Escobar nos permite ver el estrés más como una respuesta que vincula y afecta lo biológico y lo psicológico por ambientes externo o internos, que implican cambios y reacciones en la mente y en el cuerpo y que generan salud o enfermedad, según el estrés que se maneje y la forma de afrontarlo.
Otra definición de estrés la da Lazarus y Folkman (1986) “el estrés es el resultado de una interacción entre el sujeto y el entorno, que es valorado por este como amenazante o que sobrepasa sus recursos poniendo en peligro su bienestar” (Pág. 34).
Esta última definición permite ver el estrés de un modo más amplio vinculando no tanto lo biológico ni lo ambiental (aunque si jugando un papel importante) sino que muestra al individuo más dinámico y cambiante, un individuo que interactúa, que crea relaciones con su entorno, que siempre esta en contacto con él y que ve a este último como amenazante, benéfico o productivo para él; esta relación va a depender de factores cognitivos (como la persona percibe las cosas, la experiencia subjetiva, el significado que tienen las cosas para él, la manera de afrontarlas, de asumirlas, valorarlas y evaluarlas)
Lo anteriormente expuesto evidencia el estrés como un proceso negativo por el cual los individuos pasamos en algunos momentos de la vida y donde buscamos soluciones a veces acertadas a veces no, pese a ello el estrés no puede verse del todo como algo maligno o dañino para el individuo, ya que es este el que en algunos momentos nos permite reaccionar y encontrar soluciones a las dificultades, así como a asumir la vida con mayor responsabilidad, simplemente que debemos saberlo llevar para que no nos lleve a un desequilibrio; así no es lo mismo sentirse estresado por un examen y estudiar lo suficiente como para sentirse preparado y reducir el estrés (afrontar la situación), que estar fresco por el examen y no estudiar pero en el momento del parcial sentirse estresado; es aquí donde el estrés permite reaccionar de manera favorable a la situación, afrontándola y no evitándola (estudiar apara afrontar el examen y obtener buenos resultados); es de esta manera como se puede afirmar que “el estrés es un proceso necesario y propio de adaptación del organismo al medio” (Flórez Alarcón y cols, p. 28).
El proceso anterior permite al individuo adaptarse a su entorno; pero cuando este es visto en situaciones como un evento amenazante deben analizarse diferentes factores los cuales influyen para que sea visto así, y son la percepción inadecuadas del evento o el poco control que el individuo cree tener para afrontarlo (pocos recursos) o la carga que representa la situación para la persona. Se debe pues tener en cuenta a la hora de manejar el estrés que no son las situaciones, ni las circunstancias, ni el ambiente lo estresante son nuestras percepciones y la manera como procesamos la información, ella es la que nos permite verlas de esa forma; por ende, lo que debe cambiarse y manejarse son las cogniciones erróneas o irracionales y las actitudes frente a a esas percepciones.
Es decir, afrontando las situaciones de una manera saludable y en caso de que esto sea imposible buscar ayuda profesional para ello, de lo contrario enfermaremos y moriremos estresados, pensando que todo es malo y no viendo en cada situación una oportunidad de vida sino una amenaza ante la vida misma; y aunque se sepa que el estrés depende además de factores como la personalidad, el estilo de vida y la parte social y familiar, las creencias, etc, estas áreas se deben fortalecer y si es posible crear redes de apoyo que permitan una mejora en la calidad de vida, una estabilidad emocional conductual y cognitiva disminuyendo los agentes estresores y la forma de percibir la realidad.
Aunque en el estrés es difícil hablar de prevención ya que en todo momento pueden aparecer eventos estresantes y a que como seres humanos somos cambiantes y un día algo nos puede parecer benéfico como salir a pasear y otro día nos puede parecer dicha actividad aburrida y estresante, debemos como futuros psicólogos promover hábitos de vida saludables, e informar acerca de los beneficios de estos, ya que “la promoción de la salud se ha descrito como el proceso por el cual los individuos y las comunidades adquieren la capacidad de controlar los determinantes de la salud y en consecuencia mejorarla” (Pág. 339) (6) con esto asumimos la responsabilidad que tiene cada individuo a la hora de manejar su vida y su salud. Promoviendo un estilo de vida saludable, creando entornos favorables y métodos que permitan manejar situaciones difíciles como la relajación la meditación la resolución de problemas, cogniciones positivas, sin tener que acudir al alcohol, cigarrillo, drogas. La idea es construir una forma de adaptarse a las situaciones y verlas de forma más racional y normal.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
- Barra Almagia Enrique. Psicología de la salud. Capitulo 1 Estrés y Salud. Editorial Mediterráneo. Santiago, Buenos Aires, Montevideo. Pág. 25
- Alarcón Rafael, Escobar Uriel. Estrés y Desarrollo Humano. Capitulo III ¿cómo se produce el estrés? Fondo Editorial del Risaralda. Pereira, Colombia. 1997. Pág. 66
- Barra Almagia Enrique. Psicología de la salud. Capitulo 1 Estrés y Salud. Editorial Mediterráneo. Santiago, Buenos Aires, Montevideo. Pág. 33
- Barra Almagia Enrique. Psicología de la salud. Capitulo 1 Estrés y Salud. Editorial Mediterráneo. Santiago, Buenos Aires, Montevideo. Pág. 34
- Flórez Alarcón Luis y cols. Psicología de la salud. Un modelo factorial para el análisis de los aspectos psicológicos que intervienen en la relación estrés enfermedad. Primera edición. México 1995. Pág. 28
- Organización Panamericana de la Salud. Promoción de la salud: una antología. Publicación científica No 557. Pág. 339.