Por: Nahid Méndez 10°A
Las marcas que lleva en el cuerpo son parte de su gracia. Si no las tuviera… ¿De dónde
habríamos sacado todas esas conmovedoras leyendas? El hombre la proclamó suya y se alejó de
ella, sabiendo que dejarla sola no implicaba que dejara de brillar; porque así es ella, disfruta de
darse a los demás sin esperar los servicios de vuelta.
Soporta tristes miradas y consuela el ánimo de los caídos; ríe y se regocija contigo. No importa
lo que pase, cuando alces a mirada al cielo nocturno, ahí estará ella. Aunque suele pasar, una
vez al mes, que se retira al cobijo de las estrellas, y se renueva para seguir el mes siguiente. Ella
sabe de sobra que su propia compañía le es suficiente, pero esa no es razón para rechazar a los
otros astros. Sus titilantes amigas siempre la reciben con los brazos abiertos, pues han visto en
ella lo que los telescopios no han podido.
Y no importa cuántas versos o canciones le dediquen, jamás se creerá más importantes que el
Sol. Puede que no siempre la contemplen por las noches; de hecho, ahora hay muy pocas
personas que se toman el tiempo de echarle una mirada. Pero no por ello se vuelve menos Luna.
De modo que sí, es bella, con sus motivos e imperfecciones, porque se permite vivir tal como es.
17 septiembre, 2019 – 10:30 pm