INFINITUD

Por: Laura Sofía Lopera Tobón. 

Érase una vez, en los rincones más oscuros de un castillo medieval abandonado, un alma en pena lloraba desconsolada porque, no encontraba el camino a las montañas de la infinitud, pues el castillo donde estaba era tan grande que siempre se perdía entre los pasillos eternos llenos de telaraña. Se sentía desolada, se preguntaba cuando sería el día que podría visitar los valles infinitos de tulipanes de los que tanto le susurraban las almas que habían podido llegar. 

Una araña que pasaba cerca de ella la vio llorando a mares y le preguntó ¿Por qué lloras? 

El alma en pena, histérica, le contesta entre sollozos “por que estoy destinada a vivir en un castillo abandonado por siempre”

A lo que la araña le pregunta “¿Qué tiene de malo? Yo llevo toda mi vida aquí”

El alma en pena la mira confundida “¿Acaso no lo sabes?” pregunta, la araña voltea sus 8 ojos para otro lado evidenciando que claramente no sabe de que habla, a lo que el alma en pena le cuenta “A las afueras de este castillo tan lóbrego, hay un paraíso lleno de hermosos tulipanes, con fuentes de agua cristalina donde se refleja los rostros de quien se arrima, y cumple los deseos más profundos del corazón, y lo mejor, hay una hermosa vista desde lo mas alto de una montaña, donde se puede ver la infinitud”

“¿La infinitud?” pregunta la araña, a lo que responde el alma en pena “si, el por siempre” “Pero, ¿Por qué quieres existir tanto?” pregunta la araña, “porque quiero conocerlo todo, quiero ser capaz de oler todos los tulipanes y aprenderme de memoria sus colores, al igual que cumplir todos los deseos mas profundos de mi corazón  y ver cada mañana la gran infinitud desde lo mas alto de esa montaña” 

La araña se marchó confundida, pues nunca había escuchado de esa gran infinitud y tampoco entendía por qué la anhelaban tanto. El alma en pena se había calmado, pues de tan solo saber que tan hermosas son las montañas de la infinitud, se alegraba inmensamente. 

Un día, el alma en pena se despertó asustada por una gran sacudida, se desesperó de forma inmediata, lo que provocó que se recorriera todos los pasillos angustiada y rápidamente para saber que era lo que estaba provocando ese temblor, las paredes empezaron a agrietarse, los grande candelabros se despegaron dejando pasar mucha luz por los huecos que estos dejaron en el techo. El gran temblor se detuvo, pero dejó tras de él una cantidad de escombros que no dejaban caminar por los eternos pasillos. 

El alma en pena, más que asustada, se puso a llorar en el poco espacio que quedó sin escombros. 

Un alma del exterior, un alma libre le susurró ¿Por qué no sales por el hueco del techo?  A lo que el alma en pena sorprendida contesta, “ha sido horrible todo esto”, el alma libre le dice “No llores por las consecuencias de la infinitud” el alma en pena confundida por lo que le dijo el alma libre le preguntó “¿A qué te refieres?”, a lo que esta responde “aun teniendo la capacidad de ser libre, no lo eres, pues no entiendes que aunque los pasillos en el castillo, esos que te parecían eternos, aun lo siguen siendo, solo que ahora están obstruidos por escombros, por eso no puedes caminar por ellos. Así pasa en las montañas de la infinitud, todos tenemos nuestros propios escombros que nos tapa la eternidad cuando en nuestra existencia pasan temblores que lo arrasan todo, pero que aun así, nos acerca más a lo que teníamos arriba de nuestras cabezas. Por eso, cuando se nos hace eternos nuestra forma de existir, vemos mas lejos nuestra vida, y pareciera como si nunca fuésemos capaces de alcanzarla, algunas veces necesitamos los escombros que nos acerque la vida, y nos aleje la existencia”

El alma en pena observó su reflejo en los vidrios quebrados que había dejado el temblor a sus pies, y por primera vez, pudo conocer todos los deseos más profundos de su corazón, pudo conocer todos los colores maravillosos que la componían y tuvo la gran vista de una infinitud en los pequeños brillos de sus ojos.

Desde entonces, siempre que la existencia nos pone obstáculos, veremos nuestra vida mas cerca, donde se podrá reflejar nuestra alma, permitiéndonos ver y cumplir nuestros más profundos deseos,  nuestra propia belleza y apreciar cada momento para brillar en la infinitud.