Por: Juan David Mantilla González
Lo primero que se debe tener en cuenta previo a considerar los paradigmas
educativos, es la injerencia del desarrollo de las competencias digitales de cada
docente, es decir, cuanto sabe realmente al manipular e implementar estrategias de
trabajo y educación virtual para desarrollar sus clases. Si bien es importante
abordar los temas propuestos, considero que el análisis de estas competencias es
susceptible de debatir, pues las instituciones gubernamentales que intervienen
para implementar estrategias de formación docente en la aplicación de las tics en el
aula están fallando, en esta situación influyen múltiples factores en los cuales no es
necesario profundizar, pero si es necesario recalcar que muchos docentes nunca
tuvieron una experiencia digital más que la de su propio teléfono y computador,
otros dada la larga experiencia en el aula física no tienen interés en aprender sobre
estos temas puesto que consideran que le concierne más a los docentes nuevos en el
relevo generacional y algunos otros simplemente no tienen interés en ello.
Es común que los docentes reciban capacitaciones y recursos que terminan en su
mayoría desaprovechados, dada la escasa planeación que contienen estas
estrategias de capacitación en su diseño y seguimiento, pero sobre todo en la poca
capacidad que tienen algunos docentes para realizar procesos informáticos. En este
sentido, situaríamos a estos en lo que la Unesco establece en su documento
Competency Framework for Teachers (2011), en un nivel escaso de alfabetización
tecnológica. Es lógico que esto suceda pues las instituciones educativas públicas
siempre fueron las ultimas en recibir actualización tecnológica y tampoco fue una
prioridad del gobierno formar estudiantes y docentes en el tema antes de la
contingencia causada por el virus covid-19.
Es frecuente encontrar docentes que no saben manipular adecuadamente sus
dispositivos propios. Aun así son certificados como líderes de estas experiencias Tic
o afines a estos programas y estrategias que se implementan desde el estado y que
los presenta como diseñadores de contenido digital o como fichas de ejecución
exitosa de un proyecto, lo cual demuestra el interés del estado por presentar cifras
de cobertura que supuestamente cierran la brecha digital y no de resultados reales.
Las aulas virtuales siguen invadidas de técnicas tradicionales que aburren a los
estudiantes y los cargan de más problemas que soluciones educativas.
Entonces ¿Cómo cambiar el paradigma educativo hacia la innovación tecnológica
educativa? Será entonces la apropiación de este tipo de competencias digitales en
varias instancias, principalmente desde el profesorado, quienes son directamente
los que ejecutan este tipo de propuestas en sus clases, esto con el fin de innovar y
enfocar la educación hacia las tics, objetivo que se desvanece dada la poca
preparación y motivación para aplicar estas por los motivos expuestos
anteriormente.
Desde otro punto de vista, las estrategias adoptadas por el estado, desde sus
diferentes oficinas, en primer lugar requieren de un ajuste pertinente y real de esta
realidad, debe confrontar directamente el nivel de alfabetización digital del
profesorado, en lo posible reconociendo sus virtudes para aprovechar a quienes se
encuentran en niveles más avanzados y empezar a corregir a quienes en bajo
desarrollo de su capacidad digital están aplicando técnicas de clase erróneas que
terminan aburriendo a los estudiantes y alejándolos de los posibles momentos de
conocimiento que tenga la clase.
Fijar metas claras y alcanzables en los proyectos y metodologías que se plantean, de
acuerdo con los recursos disponibles en las instituciones educativas, contar con un
seguimiento efectivo y coherente que vigile los aportes del proyecto a la comunidad
educativa y que busque más que justificar el salario de un contratista
descontextualizado para hacer cualquier tipo de intervención pedagógica de
enfoque tecnológico, estos funcionarios deben tener un proceso real, tanto de
formación como de seguimiento para garantizar el éxito de la integración tic.
Por último, está la dotación de equipos tecnológicos calificados para la tarea,
lastimosamente las entidades encargadas han traído a las aulas dispositivos
obsoletos y en la mayoría de los casos de mala calidad, que no se ajustan al uso que
van a recibir por parte de los estudiantes, ni mucho menos a un programa de
mantenimiento o actualización, esto nos lleva directamente a otra problemática
que debe considerarse, la relación que hay entre cantidad de equipos o dispositivos
vrs estudiantes. Es irreal considerar llevar a cabo innovación tecnológica educativa
en un ambiente escolar de 1 equipo por cada 50 0 60 estudiantes.
Para finalizar, vale la pena considerar vincular al estudiante a estos procesos de
formación, para que estos reconozcan los dispositivos como herramientas de
aprendizaje y no de ocio, guiarlos para que desde la comunidad educativa lideren
también esta transición a una educación para la sociedad del conocimiento de la
mano con el profesorado como monitores tic de la clase.